RESEÑA. El Vals de los Monstruos. Autora: Lola Ancira.

SEGUNDA RESEÑA EN EL INFORME BESTIA.¡No podrás dormir después de leerla!

                                                                 “She    had   opened a door... 
                                             and now she was walking with demons. 
             And at the end of her travels, she would have her revenge... 
                                                           Pain had made a sadist of her.”
                                                                                              Clive Barker. 

Publicado por FETA (Tierra Adentro, 2018. 92 pp.) el Vals de los Monstruos es el segundo trabajo literario de Lola Ancira (1987), autora originaria del estado de Querétaro cuyo nombre ha venido consolidándose en el panorama de las letras mexicanas de unos años a la fecha. 

Ha publicado en diversas antologías, revistas, periódicos y suplementos culturales (Yaconic, La Jornada Semanal) realizando, también, actividades como editora en ZRZMR (Zarzamora), revista digital. Fue beneficiaría de la Beca para Jóvenes Creadores del Fondo Nacional Para la Cultura y las Artes (FONCA) y de la Fundación para las Letras Mexicanas (FLM). Ha coordinado antologías de cuento fantástico y fue seleccionada como uno de los ocho talentos literarios mexicanos por la Feria Internacional del Libro en Guadalajara. 

Actualmente hace la promoción de su último libro de cuentos publicado por Editorial Paraíso Perdido que lleva el título de “Tristes Sombras” y que esperamos leer y reseñar aquí en El Informe Bestia próximamente. 

Pero vamos al grano y hablemos sobre lo que les traemos hoy: 

El Vals de los Monstruos es más que una antología del género fantástico o de horror. Sus páginas contienen todo un compendio, a pesar de la brevedad, sobre las emociones humanas ligadas, de manera inevitable, con una bestialidad descarnada y melancólica. 

Las palabras condensadas en los once relatos que estructuran el libro describen el virus del que cada personaje se ha contagiado después de haber sido expuesto a los caprichos del destino, el azar y el gemelo oscuro que habita en todos nosotros: el caos. 

Sus oraciones y párrafos encierran referencias crípticas, música siniestra, puestas en escena que perfectamente podrían ser dirigidas por David Lynch o Arturo Ripstein, dada su cuidada estética, o incluso plasmadas en enigmáticos lienzos por algún pintor próximo a perder la razón. Sin embargo, más allá del tono siniestro y agobiante impreso en cada uno de los cuentos, una belleza poética nos asiste, casi de manera permanente en frases como la siguiente: 

“Ansiabas ver a la Bestia cuando apenas se formaba el esqueleto”. Brutal. 

La prosa es cuidada y bastante cerebral, aspecto que de alguna manera genera un ambiente frío y aséptico en todo el universo del Vals. Pero no nos engañemos, son precisamente estas características las que impregnan toda la obra de un efecto sórdido y permanente que nos calará los huesos y provocará que queramos seguir avanzando para terminar todas las historias y develar los misterios o motivaciones de sus personajes. 

Una advertencia a las imaginaciones más ingenuas que hojeen la obra, ya sea por convicción propia o por casualidad, y decidan instalarse en la locura que se extiende hasta la última página: los textos que forman parte de este pequeño vaivén rítmico de bajas pasiones, no son, de ninguna manera, sencillos. El lector tendrá que someter su intuición a la intriga y a los giros que cada historia nos irá otorgando mientras sigamos avanzando en la ruta hacia sus entrañas. Nada de lo que leamos será lo que parece.

Por ejemplo, el cuento “En el Oriente se encendió esta guerra”, que da inicio a esta gris coreografía literaria, ni siquiera el epígrafe de un libro titulado “La Enfermedad” nos manifiesta alguna señal de lo que vamos a ir desgranando página tras página: Dos hermanos, nacidos en el seno de una familia poderosa, vuelven a encontrarse después de una insensible separación, a causa de un extraño artilugio adquirido en tierras extranjeras por su progenitor. Un ensayo sobre el elevadísimo precio a pagar cuando la deuda es la malevolencia. Sí te gusta el ajedrez, lo fastuoso y lo vil, éste es tu relato. 

En “El Nombre del Miedo” seremos compañeros de un personaje que enfrentará a la vida desde el fondo del pozo vacío de su memoria. A veces los recuerdos y el olvido son fantasmas vengativos. El terror más grande es el desconocimiento de uno mismo, de lo que fuimos, de las personas que dejamos o que de manera inevitable, nos dejarán detrás. 

“Vindicta” es uno de los relatos que más nos ha gustado en El Informe Bestia. Después de haberlo leído no será absurdo imaginar que algunos de los especímenes más violentos y sanguinarios de la historia pueden coexistir tan armónicamente en el argumento de una narración. Una evidencia más de los gustos bizarros y escalofriantes de la autora. Ancira “homenajea” en esta obra, con el trasunto de la compulsión mental, a personajes oscuros que todavía tienen ecos en la sociedad mexicana.

“Te lo has ganado”, el cuarto cuento, pudiera ser de difícil lectura y al mismo tiempo, uno de los más hermosos y desconcertantes; desde su inicio, con unas líneas poco reveladoras, nos augura un paseo por algunos lugares del alma que guardan extrañas referencias cinematográficas. “Alguna vez leí que, poco antes de expirar, pierdes el sentido del olfato”. Una narración con ciertos ecos a Elena Garro y su Reencuentro de Personajes. 

Quien se ha enfrentado a la pérdida sabe que el vacío se reproduce exponencialmente. Que cada día que pasa se convierte es una herida que se abre, supura y palpita dando forma a miles de llagas que arden antes de su combustión espontánea. Lola Ancira sabe de estos vacíos y en “La esencia de la Melancolía” la prolongación de un duelo, la negación y la búsqueda (inútil) de respuestas son los instantes de una batalla que se pierde antes de pelearla. Un texto desolador y que nos confronta con los enigmas de la muerte: “aquello era absurdo, saberla imposible para siempre”.

Para cuando arribemos al sexto relato de El Vals de los Monstruos, “El Don del Engaño” habrás obtenido la llave de las habitaciones posteriores de este edificio donde se celebra la locura, el vacío, la soledad y la venganza. Llegamos al punto de no retorno y todo será cuesta arriba. 

En esta narración que exhibe la despersonalización de los seres humanos mediante el uso de redes sociales y artefactos tecnológicos, vamos a contemplar como la historia de una relación a larga distancia va degenerando en juegos, fantasías morbosas y dominaciones cada vez más exigentes donde la víctima termina siendo el cazador. Háganse un favor y, mientras leen este relato acompáñense con estas dos maravillas auditivas que forman parte de su soundtrack: “All we ever wanted was everything y Cold State of Me”.

Siete. Satélites. El mejor relato de toda la antología. Cuenta con un argumento perturbador: una familia obsesionada con el primer animal enviado al espacio (una perrita de nombre Laika) realiza siniestros rituales. Una lectura surreal que ahonda, una vez más, en el tema de la muerte, el más allá, la esperanza del retorno y la herencia de la familia. Y es que cuando los deseos de nuestros padres reencarnan en desapariciones y en el terror de la repetición no queda otra opción más que mantener la boca cerrada o como escribe Lola: “el mejor compañero de la nostalgia, es el mutismo”.  

Algunos pasajeros obscuros abandonan las cloacas que habitan al interior de la psique de sus anfitriones, comen su comida, ven sus televisores y se acostumbran de manera rápida y fácil al vaivén de la rutina y la cotidianeidad. Todo con absoluta naturalidad, lo que los hace excederse su confianza. Uno de ellos, el hombre que ha sucumbido a sus enfermas pulsiones sexuales, no teme actuar a descubierto…y eso, en el universo de monstruos creado por Lola Ancira, es hasta para un personaje perturbado, un gravísimo error: “las fantasías son algo lejano y están incluso en una dimensión diferente a la de la realidad; no basta con imaginar para poder conocer”. 

Decía Saramago en El Hombre Duplicado: “el caos es orden todavía sin descifrar”. Premisa que en “Hacía el Abismo, el antepenúltimo relato de la antología, una mujer vacía intenta decodificar a través del caos, el dolor y la soledad de la alienación. Un relato triste salpicado con pequeñas dosis de violencia narradas por la consciencia del personaje principal, que aún siguiendo al pie de la letra el manual de la autodestrucción, necesita cómplices para ver el mundo arder: “Fracasar se convirtió en tu premisa. Buscas la seguridad de saberlo todo perdido arrastrando a alguien contigo; en complicidad se aligera la carga de la culpa, sin importar la razón de su origen”.

Los últimos dos cuentos que completan el resto son “Tres Lunares” (que nos parece un nombre sublime para un relato) y, Monos. En el primero, la pluma de la autora nos convierte en turistas de la Deep Web. Nos integra a un desfile siniestro con lugares preferentes desde donde podremos contemplar como la adicción a lo prohibido va degenerando hasta niveles insoportables. Diversas parafilias son narradas a detalle como una forma de conectar con el abismo. ““Quien con monstruos lucha cuide de convertirse en monstruo. Cuando miras largo tiempo al abismo, el abismo también te mira ti”.

Monos es el final del Vals de los Monstruos. 
Monos es soberbio. 
Monos es el cuento más literario de todos. Existen deliciosos guiños a Roberto Artl, Vonnegut y Max Aub; en la prosa de esta narración podemos adivinar coincidencias con el Farabeuf de Salvador Elizondo y su erotismo siniestro. 
Monos es el diario de un acosador (a) que asecha al objeto de su deseo (a quien conoce quizá demasiado bien), de manera tímida, intentando acercarse a ella a través de los libros que carga en su regazo mientras se trasladan en un vagón del metro. El “Stalker” se pierde en sórdidas ensoñaciones como si fuera una especie de Walter Mitty y algunas de ellas, simplemente son brutales (como si el resto del libro no lo fuera). Qué aterrador es la posibilidad de tener (sin saberlo) a nuestro victimario tan sólo a unos metros de distancia. Y aterrador es, también obviar la lectura de esta antología de once relatos hechos a la medida para los seguidores del miedo visceral, de lo extraño y surreal. 
El segundo trabajo de la escritora queretana Lola Ancira es un seis, seis, seis en la escala de El Informe Bestia. 

Nos leemos pronto.

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